Cuantos sentimientos puede provocarnos el mirar hacia atrás y dilucidar aquello que hemos hecho durante los años que han pasado, y cuanto de eso que hemos concretado ha sido satisfactorio para cada una de nuestras necesidades, y sobre todo, cuantas de esas cosas nos han hecho sentir verdaderamente felices.
En alguna parte el psicoanálisis señala que todo aquello que ansiamos o que poseemos material o sentimentalmente, no es más que un instrumento, una herramienta que nos permite alcanzar la propia felicidad, es decir, nos relacionamos con el mundo de una manera utilitaria, y a su vez el mundo se relaciona con nosotros de la misma manera, osea no hay sentimientos ni buenas intenciones, inclusive puede que tampoco haya una pisca de amor o de lo que conocemos como tal, si no que siempre estamos en busca de un algo que nunca podremos tener, lo cual es inmensamente patético, y además fundamos nuestras relaciones en un utilitarismo constante, el resultado, un engaño constante en el porqué de nuestras relaciones personales y de nosotros mismos como individuos.